La pelota con la que jugara estas vacaciones, los botes de champu con el que se ducha o la tela de la camiseta que estrenará en la playa tienen varias cosas en común: se fabrican en China y pueden subir de precios en los próximos meses. Estos productos como muchos otros estan sujetos por la importante crisis que sufre el comercio marítimo desde mitad del pasado año, porque el estallido de la crisis del covid ha provocado que no haya suficientes contenedores maritimos para traer toda la mercancía que se fabrica desde Asia.
Los contenedores maritimos, en los que se realiza el 90% del transporte de mercancías en el mundo, están sufriendo las consecuencias de la crisis sanitaria provocada por el COVID, que ha provocado desde mediados del pasado año un cuello de botella en el comercio marítimo. Esta congestión se ha trasladado a los precios de los fletes, el alquiler del espacio para trasladar la carga, llegando a multiplicarse hasta cinco veces respecto a la situación previa al covid. Y de ahí, puede venir el incremento de precios de los productos que acabara pagando el cliente final.
Caída y fuerte rebote de la demanda
En el primer semestre de 2020 el comercio mundial se paraliza por la crisis del covid. Las fábricas chinas cierran, la demanda decrece y las navieras que transportan estos contenedores de mercancía reducen tráfico para adaptar su oferta: menos rutas y menos barcos (el llamado blank sailing), y menos espacio de transporte. Al mismo tiempo, en los puertos se implantan medidas y protocolos de seguridad para las labores de carga y descarga, que ralentizan todo el proceso.
El ajuste se mantiene hasta el verano del pasado año, cuando comienza a recuperarse la demanda de una forma completamente radical. “Había muchas órdenes de pedido dadas, se incrementaron muchísimo las compras online porque la gente no gasta en servicios y las empresas importadoras sí necesitaban la mercancía que habían pactado durante el año anterior. La demanda crece de forma brutal, pero la oferta para trasladar todos esos productos no se ajusta.
En lo que parece que todos los implicados están de acuerdo es que el cuello de botella en el transporte marítimo y la subida de los precios no tendrán una rápida solución. A comienzo de año los expertos pronosticaban que la evolución de la pandemia permitiría recuperar cierta normalidad, pero la crisis del Evergiven provocó nuevas congestiones que han llevado de nuevo los precios de los fletes hasta máximos.
La solución a corto plazo no existe, y a medio tampoco, se espera que el alivio al transporte marítimo comience a llegar en el tercer trimestre y se consolide a finales de año cuando la oferta mejore con la entrega de nuevos buques y más contendores.
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